Marta nunca imaginó que a sus cuarenta y cinco años su vida daría un vuelco tan inesperado. Divorciada desde hacía cinco años y dedicada por completo a su trabajo y a su hija, Sofía, no tenía tiempo ni interés en el amor. Pero todo cambió cuando conoció a Iván, el chico del que su hija hablaba sin parar.
—Mamá, es perfecto —decía Sofía con los ojos brillantes—. Alto, guapo, inteligente… Es el chico de mis sueños.
Marta solía escuchar esas palabras con una sonrisa indulgente. Sabía que su hija tenía amores platónicos todo el tiempo, y pensó que Iván era solo otro más en la lista. Pero cuando finalmente lo conoció, sintió algo que no esperaba: atracción.
Un Encuentro Inesperado
Iván tenía veinticinco años, era carismático, encantador y sorprendentemente maduro para su edad. Lo conoció en una reunión que Sofía organizó en casa con sus amigos. Marta no tenía intención de quedarse, pero cuando Iván se acercó a saludarla con una sonrisa segura, sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—Mucho gusto, señora Marta —dijo él con cortesía.
—Llámame Marta, por favor —respondió ella, sintiendo que su voz temblaba un poco.
Lo que comenzó como una conversación casual se convirtió en algo más. Iván era atento, la escuchaba con interés y tenía un sentido del humor que hacía que Marta olvidara su edad.
Lo Prohibido
Los días pasaron, y Marta comenzó a coincidir con Iván en varios lugares: en el café donde trabajaba, en la librería que frecuentaba. Al principio pensó que era casualidad, pero pronto se dio cuenta de que él también sentía algo.
—Nunca había conocido a alguien como tú —le dijo él una noche, después de encontrarse “por casualidad” en un bar.
Marta supo que estaba cruzando una línea peligrosa, pero en vez de detenerse, se dejó llevar. Por primera vez en años, se sintió viva.
El Secreto Descubierto

Lo que Marta y Iván pensaban que era un secreto bien guardado no tardó en salir a la luz. Una tarde, Sofía encontró un mensaje en el teléfono de su madre:
“No puedo dejar de pensar en ti. Nos vemos esta noche. Iván.”
El mundo de Sofía se vino abajo. Su madre estaba con el chico que ella idealizaba.
Llorando y furiosa, enfrentó a Marta.
—¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! —gritó—. ¡Sabías que me gustaba!
Marta sintió que el suelo se abría bajo sus pies.
—Sofía, yo… nunca quise lastimarte.
—¡Pues lo hiciste! —soltó su hija antes de salir corriendo de la casa.
Un Giro Inesperado
El escándalo en casa fue solo el inicio. Sofía dejó de hablarle a su madre, e Iván, sintiéndose culpable, tomó distancia. Marta se encontró en una encrucijada: ¿debía luchar por lo que la hacía feliz o reparar la relación con su hija?
Después de semanas de silencio, Marta tomó una decisión.
Una noche, se acercó a Sofía y le dijo con voz firme:
—Sé que te fallé, pero también sé que merezco ser feliz. No elegimos de quién nos enamoramos, y esto me tomó por sorpresa tanto como a ti.
Sofía la miró con lágrimas en los ojos.
—No quiero perderte, mamá… pero tampoco puedo perdonarte tan rápido.
Marta asintió.
—Te esperaré.
Iván, por su parte, entendió que lo mejor era alejarse. Marta lo dejó ir, sabiendo que el amor no siempre es suficiente cuando hay demasiado en juego.
Su vida había cambiado, sí, pero ahora entendía que el amor más importante era el de su hija… y el amor propio.